sábado, 6 de noviembre de 2010


Vivir en armonía es la base de la felicidad.
En los lugares en donde no hay armonía todos se sienten desdichados;
en cambio, en los que la hay, también existe la felicidad,
porque la armonía es expresión de amor.
Cuando se vive separados por recelos, rencores o enemistades,
la mente y el alma se llenan de pensamientos y sentimientos negativos
que forman, alrededor de las personas,
un "ambiente" sumamente desagradable que les impide
hasta disfrutar de sus propias cosas hermosas.
Ese "ambiente" hace que quienes
se acercan a esas personas o las visitan,
se sientan incómodos y deseosos de alejarse.
En cambio, cuando en un lugar existe armonía o cuando nos encontramos
entre personas que se aman y se comprenden, nuestra alma se siente feliz,
y el "ambiente" que reina en esos lugares y que rodea a las personas
que viven en armonía nos atrae, impulsándonos a acercarnos a ellas.
Por eso, para lograr una convivencia feliz, es imprescindible
ayudarse, comprenderse y tolerarse unos a otros y, además,
tener siempre pensamientos, deseos y acciones positivas para los demás.
Imaginemos qué maravillosa sería la vida en nuestro mundo si todos
los hombres se sintieran amigos y hermanos de los demás, procuraran
ayudarse y protegerse recíprocamente en toda circunstancia.

El amor es el complemento de la armonía
Vivir en armonía unos con otros
podrá impedir que se produzcan
nuevas guerras.
Es imprescindible que todos
- mayores, jóvenes y niños -
comencemos desde este momento
a vivir en armonía con los demás.
En el hogar y fuera de él;
con quienes viven cerca y con quienes viven lejos de nosotros;
con todos los grupos de la Humanidad, de cualquier país,
de cualquier raza, de cualquier religión o posición social que sea
procuremos establecer contactos amistosos y armónicos.
En lo íntimo, en lo verdadero, todos somos absolutamente iguales,
porque todos somos hijos de un Mismo y Único Padre: Dios;
y Dios, al Crear, al dar Vida, no Crea superioridades e inferioridades.
En consecuencia, nada ni nadie
debe hacernos abandonar
nuestra posición de Amor
- que es amistad, comprensión,
tolerancia y armonía -
hacia todos los seres del mundo.
Debemos utilizar la fuerza de nuestros pensamientos
y de nuestros sentimientos para formar,
en nuestro mundo, un "clima" de armonía cada vez más firme.
Pensemos con amor en todos nuestros hermanos y
rechacemos con todas las fuerzas
de nuestra mente y de nuestra alma
las ideas de antagonismos y guerras.
Contribuiremos, así, a obtener en el planeta el clima de armonía
imprescindible para que todos los seres
puedan sentirse felices y vivir en paz.
Te invito a que comiences
a chequear, día a día,
la calidad de tus pensamientos,
sentimientos y acciones.
Prometo que te sorprenderás
cuando veas cuántas veces
debes rectificarlos para
alinearlos con la energía
del Amor Universal.
Si sientes que
existe des armonía
en tu entorno,
revisa cuidadosamente
quién estás siendo
y comprométete con
quién eliges ser
a partir de hoy.
            Intentemosló !!!